Vaya y pregúntele al ELN

Abr 13, 2023 | Columnas de Opinión

«Preocupa que sólo ahora el gobierno plantee un punto básico de partida para una negociación de paz: establecer y limitar los intereses reales de la contraparte para hacer o no la paz. Preocupa más aun la aparente candidez del presidente al decirle a su equipo negociador «vaya y pregúntele al ELN a qué están jugando».

Adrián Restrepo

Profesor del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.

adrian.restrepo@udea.edu.co

El ELN, el miércoles 29 de marzo, realizó un atentado contra la base del Ejército ubicada en zona rural del municipio de El Carmen, Norte de Santander, en la región del Catatumbo. La acción de guerra dejó nueve militares muertos y nueve heridos. El hecho repercutió en la mesa de negociaciones que adelanta el gobierno de Gustavo Petro con la guerrilla del ELN.

Para analizar las implicaciones del atentado militar en los diálogos, el viernes 31 de marzo el presidente citó al equipo negociador del gobierno a una reunión de emergencia. Resultado de ello, el gobierno concluyó principalmente que los diálogos continúan, a pesar de voces que pedían dejar la mesa.

El jefe de Estado decidió que su equipo negociador durante el tercer ciclo de negociaciones que se aproxima debe lograr pactar con el ELN un cese al fuego y de hostilidades y acordar el mecanismo de participación de la sociedad civil en el proceso.

Asimismo, encomendó a su equipo negociador preguntarle al ELN si su intención con este proceso de negociación es acumular fuerzas o salir del conflicto armado. En ese sentido, el equipo negociador debe determinar si la guerrilla está jugada por la paz o si está jugando con la paz mientras utiliza el tiempo en mejorar su situación militar y su imagen política.

Otty Patiño, jefe del equipo negociador del gobierno, considera que una clave para saber si la guerrilla juega a lo uno o a lo otro es contrastar la exigencia de reconocimiento del ELN como grupo de naturaleza política con su comportamiento, con los hechos y las actitudes de la organización guerrillera.

Preocupa que sólo ahora el gobierno plantee un punto básico de partida para una negociación de paz: establecer y limitar los intereses reales de la contraparte para hacer o no la paz. Preocupa más aun la aparente candidez del presidente al decirle a su equipo negociador «vaya y pregúntele al ELN a qué están jugando».

¿Espera una respuesta honesta? Especialmente si el interés del ELN es instrumentalizar la paz, ¿qué espera el presidente como respuesta? ¿“Sí, señor presidente, estamos dialogando solo por simular porque nuestro objetivo real es la toma del poder”?

Al parecer el gobierno quiere establecer si existe en la guerrilla “voluntad de paz”, o sea, si quiere hacer la paz realmente. Si ese es el punto de partida, entonces la paz con el ELN está cada vez más lejos.

Valga parafrasear a Nietzsche cuando en la «Genealogía de la moral» nos recuerda que no existe algo así como una tal voluntad; lo que sí existe son intereses. Y si la guerrilla no tiene interés en la paz, esto no implica que el gobierno no pueda actuar para que se interesen en la negociación. No se trata de la “voluntad de paz”, se trata más bien de hacer de la paz una necesidad, de conducir al opositor a interesarse por ese camino de salida al conflicto político militar.

El gobierno para incentivar el diálogo con el ELN puso sus mayores incentivos en la negociación de una agenda y dejó en un plano subsidiario la acción militar. A pesar que lo acordado hasta el momento no ha comprometido el cese al fuego de ninguna de las dos partes, asunto que tiene muy presente el ELN, por eso hay nueve militares muertos y otros heridos. La negociación se está dando en medio de la guerra y la iniciativa la tiene la guerrilla en el campo militar.

Poner como propósito un cese al fuego y a las hostilidades en el tercer ciclo poco ayuda a evitar que la guerrilla acumule fuerzas, si es a eso a lo que apuestan, porque la verificación rara vez logra establecer la compra de armamento, el reclutamiento, el aumento de las ganancias de la economía de guerra y la recomposición de las estructuras guerrilleras. Además, un cese de la acción militar sin logros sustanciales de la mesa hace que empiece a pesar más la preocupación por parar los hechos de la guerra que la guerra misma.

Por último, parece también que el gobierno no está contemplando el escenario de la ruptura de los diálogos, una situación en la cual la fuerza pública con mayor razón tiene un papel por desempeñar.

Tampoco debe olvidarse que las negociaciones suelen dejar disidencias. El ELN no parece ser la excepción si nos atenemos a comunicados como el del Frente de Guerra Occidental Omar Gómez en el cual dicen “no vemos con buenos ojos este proceso de paz y cada día tenemos más interrogantes e incertidumbres”.

Pensábamos que el canciller Álvaro Leyva solo usaba a modo de metáfora la comparación del proceso de paz con una pieza de jazz, pero no, es más que literal. Aún hay tiempo para hacer ajustes, pero los anunciados recientemente no son para ilusionarse.

 

*Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de ISEGORÍA al respecto.
**Texto publicado previamente en el portal La Silla Vacía (https://www.lasillavacia.com/historias/historias-silla-llena/vaya-y-preguntele-al-eln/)