Y empezó la campaña: el ELN en modo 2026

Sep 15, 2025 | Columnas de Opinión

“Todo parece indicar que los vientos de la política electoral no están interesados en alentar la salida negociada al conflicto armado”.

Fredy Chaverra Colorado

Politólogo, Mag. Ciencia Política. Asesor e investigador. Integra la plataforma nacional Defendamos la Paz (DLP).

chaverra01@gmail.com

Ad portas de iniciar una polarizada contienda electoral, en la cual la izquierda buscará a toda costa continuar el poder y la derecha pondrá a prueba su capacidad de organización, alias Pablo Beltrán, segundo comandante del ELN (la guerrilla con más experiencia en procesos de negociación en la historia de la humanidad), lanzó una propuesta con la cual espera convertir a su organización en jugador central de caraal 2026: que el próximo gobierno descongelé el diálogo respetando los acuerdos logrados con Santos en 2016 y con Petro en 2023.

No sé cuál de los cerca de ochenta precandidatos que actualmente corren por la Casa de Nariño asumirá como propia la propuesta de Pablo Beltrán; creo, sin temor a equivocarme, que ninguno, ni siquiera Iván Cepeda, el portaestandarte de la izquierda tradicional que todavía funge como integrante de la delegación negociadora del Gobierno. Porque desde que el ELN “cerró el proceso de paz con sangre” -en palabras del presidente Petro- tras propiciar la mayor crisis humanitaria de la última década, el costo político de asumir la continuidad de un diálogo estancado es tan alto que nadie con dos dedos de frente está dispuesto a asumirlo.

Todo parece indicar que los vientos de la política electoral no están interesados en alentar la salida negociada al conflicto armado, no solo porque la política de paz total -parcialmente fracasada e improvisada a más no poder- le restó oxígeno, sino porque la intransigencia y la ceguera histórica del ELN, que, en el gobierno Petro alcanzó el mayor avance en décadas con la suscripción del Acuerdo de México, se convirtieron en un muro infranqueable para avanzar en un diálogo que le un cierre definitivo al conflicto.

De cara al 2026 el diálogo con los elenos -que se remonta a 2016- se presenta en la narrativa electoral en estado de congelamiento. No es la primera vez. Ya en el gobierno Duque el proceso se congeló tras el atentado a la Escuela de Cadetes de Policía General Santander. Pero ahora, al cierre de un gobierno que se precia de izquierdista y popular, el congelamiento resulta siendo más problemático. Primero, porque se rompió una expectativa harto ingenua según la cual el conflicto con los remanentes de las Farc-EP y con el ELN alcanzaría pronta resolución en un gobierno de izquierda. Eso no pasó.

Y segundo, porque el conflicto armado se transformó radicalmente. Con el fracaso parcial de la paz total se confirmó que con la salida de las Farc-EP de la ecuación de la guerra el conflicto se acentuó adquiriendo nuevas características y condiciones. Ya no tiene sentido analizarlo con las variables empleadas hace un lustro. Sin duda, asistimos a un conflicto en constante degradación absolutamente transversalizado por un portafolio de economías ilícitas que operan bajo las lógicas y demandasdel crimen transnacional.

Y en esa degradación, en la cual el ELN como guerrilla de primera generación es un ejemplo ilustrativo, la resolución política se encuentra arrinconada. De ahí que el presidente Petro, un exguerrillero de segunda generación que firmó un acuerdo de paz hace tres décadas, haya afirmado que en Colombia “no existen guerrilleros”, y además tampoco vio problema en graduar al ELN de “organización narcoarmada”.

Así las cosas, no es claro como el siguiente gobierno, sea de izquierda o de derecha, abordará la salida negociada en los procesos de diálogo que se encuentran activos -y con la dificultad de no contar con marcos jurídicos específicos-, o en el apartado eleno en estado de congelamiento. El panorama no es claro y defender dicha continuidad no pinta como activo electoral estratégico.  Tal vez, por ese motivo, Pablo Beltrán como jefe de la delegación guerrillera hace un llamado en esencia electoral.

Llamado que no encontró eco favorable entre los más de ochenta precandidatos y precandidatas en contienda, pero que, seguramente, sí encontrará respuesta el 7 de agosto de 2026. Con un nuevo gobierno, con un conflicto transformado y, no me cabe la menor duda, con un ELN dispuesto a todo.

 

 

*Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de ISEGORÍA al respecto.