El fin del proceso de paz con el ELN

Ene 23, 2025 | Columnas de Opinión

«Se cierra un proceso en un momento clave para la paz, tanto con el ELN como de la implementación de la política pública de Paz Total».

Germán Valencia

Instituto de Estudios Políticos

german.valencia@udea.edu.co

La revocatoria de los beneficios de suspensión de las órdenes de captura de los 31 miembros de la Delegación de Paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y que comunicó la Fiscalía General de la Nación este 22 de enero de 2025 se ha convertido desafortunadamente en el hecho decisivo para hablar de un final del proceso de paz que se tiene entre el Gobierno nacional y esta guerrilla desde octubre de 2022.

Además de la revocatoria, una semana antes, el Estado colombiano ya había dado dos pasos más para concluir el proceso: el primero ocurrió el 17 de enero, cuando el presidente Gustavo Petro le pidió a su Delegación de Paz suspender los diálogos en la Mesa de Negociación, debido a los actos de guerra que el ELN estaba cometiendo en la región del Catatumbo; y el segundo, cuando el mismo presidente de la República, dos días después, le declaró la guerra a la organización rebelde en los medios de comunicación.

De esta forma, estos tres hechos se han convertido en los sepultureros de un proceso de paz en el que se tenía muchas esperanzas en el gobierno de la Paz Total. De las 11 mesas de negociación, la del ELN era una de las que más se había avanzado: en año y medio de diálogos se había logrado firmar, en seis ciclos de negociación, 28 acuerdos parciales y varios protocolos, entre ellos, dos ceses al fuego por 180 días, lo que convirtió a este proceso en el que mayores logros se había tenido con esta guerrilla.

En este sentido, la noticia de suspensión del proceso, por no hablar del fin de este durante el gobierno Petro, es lamentable. Se cierra un proceso en un momento clave para la paz, tanto con el ELN como de la implementación de la política pública de Paz Total. Se cierra en el momento en que las delegaciones se iban a encontrar en Venezuela a buscar una salida a la crisis que desde marzo de 2024 tenía sumido el proceso en crisis.

Además, en un tiempo donde la sociedad civil estaba muy esperanzada en participar y aportar en los puntos dos y tres de la Agenda de paz. Durante más de un año, las diversas organizaciones de la sociedad se habían reunido para acordar los mecanismos de participación en el proceso, tanto para aportar a los diagnósticos de los problemas como a la realización de propuestas de transformaciones.

Ahora la esperanza está cambiando, como sociedad estamos esperando que la violencia armada en el Catatumbo se reduzca; también que otros focos de confrontación, como los que se están dando en el Guaviare, no se enciendan más; y finalmente, que los otros procesos de paz, tanto de negociación con las Disidencias de la Farc, el Frente Comuneros del Sur y la Segunda Marquetalia, como lo diálogos socio jurídicos con las estructuras armadas de alto impacto no paren y se logren avances.

En todo caso, ocurra lo que ocurra, el país está asistiendo a un punto de inflexión en la política de paz del gobierno Petro. La parálisis del proceso de paz con el ELN se convertirá, lo más probable, en una pausa prolongada a la negociación de paz como alternativa para lograr la paz. El Gobierno buscará explorar otras alternativas, como la de realizar inversiones en los territorios, para reducir las conflictividades y pondrá la idea de negociar, firmar acuerdos finales y desmovilizar tropas en un segundo lugar.

 

*Esta columna es resultado de las dinámicas académicas del Grupo de Investigación Hegemonía, Guerras y Conflicto del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.
**Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de Isegoria al respecto.