El grito estentóreo del ELN al Gobierno
“El momento crítico del proceso con el ELN es un golpe contundente a la moral ciudadana. De materializarse el cierre de la Mesa significaría el reinicio de una guerra que deja daños por todos lados”.
Germán Valencia
Instituto de Estudios Políticos
german.valencia@udea.edu.co
El atentado del Ejército de Liberación Nacional (ELN) contra una base militar en Puerto Jordán, Arauca, este 17 de septiembre de 2024 —el cual dejó, inicialmente, dos jóvenes muertos y 25 heridos más— es un grito estentóreo al Gobierno nacional de: hasta aquí debe ir el proceso de paz.
La agrupación guerrillera está actuando de la misma manera como lo hizo hace cuatro años y medio, en enero de 2019, cuando el mismo Frente de Guerra Oriental, que ahora hace la nueva acción terrorista, realizó un ataque a la Escuela de Cadetes General José María Córdova en Bogotá, con un carro bomba, donde se asesinó a 23 cadetes y dejó 83 heridos.
En ambos eventos se atentó contra jóvenes en formación militar, y también se produjeron varias muertes y múltiples heridos. En aquella ocasión como en esta, el ELN le está diciendo al Estado y la sociedad que no quieren continuar con las dinámicas que lleva el proceso de paz en la actualidad. Que están cansados con la actuación del Gobierno y que desean dejar, por ahora, el proceso tal como está.
El declive del proceso con el ELN comenzó en febrero de 2024, cuando el Gobierno decidió abrir una nueva mesa de conversaciones con una disidencia de esta guerrilla en el departamento de Nariño. El Gobierno le abrió la política pública de Paz Total al Frente Comuneros del Sur. Pero para el Comando Central del ELN (Coce) esto representó un agravio que hasta el momento no ha podido perdonar.
Además, según el Coce, el Gobierno no ha cumplido con la tarea de sacar al ELN de la lista de Grupos Armados Organizados, para diferenciarlo de los demás grupos criminales. Es decir, varias de las promesas hechas por el Gobierno a esta insurgencia no se han materializado, lo que produjo la frase a gritos: es mejor dejar así.
Para el presidente Gustavo Petro decirle no más a este proceso de paz se le convierte en un acontecimiento muy doloroso. A pesar de la tristeza, sacó fuerza para dirigirse al país y decirle que con el estallido de la “volqueta cargada con explosivos”, se cierra con sangre “prácticamente” el proceso de paz con esta guerrilla.
El dolor en el alma de Petro se debe a que el proceso con el ELN ha sido la apuesta más ambiciosa de su política pública de Paz Total. Fue el primer grupo al que se acercó a dialogar en su gobierno; y ha sido la mesa con que, hasta el momento, ha obtenido mayores avances.
Entre los logros están, la firma de dos ceses al fuego de 180 días y 28 acuerdos parciales y varios protocolos. Además, se logró vincular al proceso a la sociedad civil y construir con ellos un sistema de participación en la construcción de un gran acuerdo nacional.
En este sentido, el momento crítico del proceso con el ELN es un golpe contundente a la moral ciudadana. De materializarse el cierre de la Mesa significaría el reinicio de una guerra que deja daños por todos lados, pues, además de acabar con vidas humanas, se daña la naturaleza permanentemente.
En definitiva, el grito del ELN al Gobierno nacional significa dejar nuevamente en la incertidumbre la labor que se venía realizando de acabar en este gobierno con más de seis décadas de violencia. Y pone al frente nuevamente la pregunta: ¿será que nuestra historia es y seguirá siendo matarnos una y otra vez entre nosotros mismos?
*Esta columna es resultado de las dinámicas académicas del Grupo de Investigación Hegemonía, Guerras y Conflicto del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.
**Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido autora y no necesariamente representan la posición de Isegoria al respecto.