Universidades avanzan en la construcción de una agenda social para la paz urbana en Medellín y el Valle de Aburrá

Sep 23, 2025 | Artículos Periodísticos

“Hoy nos vamos muy contentos porque fue una conversación muy asertiva… sacamos un embrión con las universidades para seguir buscando estrategias de paz urbana”, expresó Amparo Mejía, vocera de víctimas ante el Comité de impulso de la sociedad civil para la paz urbana, al cierre del encuentro realizado en la Universidad de Antioquia.

Asistentes al encueentro | Foto: Valentina Arango Correa.

Redacción Unidad Especial de Paz

El pasado viernes 19 de septiembre, la Universidad de Antioquia fue escenario de un encuentro entre el Comité de Impulso de la Paz Urbana y representantes de la UdeA, la Universidad Católica Luis Amigó, la Corporación Universitaria de Envigado, la Universidad Autónoma Latinoamericana y la Universidad de San Buenaventura Medellín. El propósito es comenzar a construir una agenda social que aborde los desafíos de la paz en clave urbana en Medellín y el Valle de Aburrá.

El espacio fue valorado como un ejercicio fundamental para articular la academia con las realidades de los territorios y con la voz de las víctimas. “Para nosotros como miembros del Comité de Impulso de la Paz Urbana es fundamental poder acercarnos a las universidades, porque desde cada universidad tienen una apuesta por la paz y lo que el comité busca es poder articular todas esas acciones que las universidades vienen haciendo en todo el Valle de Aburrá, para poder construir una agenda en conjunto que enfoque el tema real de la paz urbana y de cómo trabajar en el valle”, explicó Amparo Mejía, vocera de las víctimas ante el Comité de Impulso.

Por ejemplo, la Universidad Católica Luis Amigó presentó una intervención con énfasis en la comunicación como un eje transversal. “Yo creo mucho en el poder de la conversación, pero que salga también hacia otros sectores y bajo distintos formatos que vinculen a las poblaciones. El ejercicio comunicacional desde una gobernanza es muy importante, porque permite vincular actores y distintos frentes, como la cultura, la política, la narrativa y lo que pasa con las instituciones”, señaló Jorge Andrés Rico Zapata, docente de la Facultad de Comunicación, Publicidad y Diseño.

Rico agregó que las universidades no pueden seguir viendo la paz como un asunto partidista: “Las universidades no pueden entrar en la discusión de que la construcción de paz es una visión de izquierdas o derechas. Esto debe ser un modelo donde la universidad proponga que el diálogo se dé en distintas formas y con distintos actores y sectores, sin importar su discusión filosófica o política”.

Por su parte, Amparo destacó la satisfacción del Comité con lo logrado en este primer acercamiento: “Hoy nos vamos muy contentos porque fue una conversación muy asertiva. Sacamos un embrión con las cuatro universidades que asistieron al encuentro y es seguir haciendo esa juntanza en pro de buscar estrategias para la paz urbana, que al final van a contribuir a dejar un mejor futuro a las nuevas generaciones. Me llevo la alegría de ver que en todas las universidades hay una semillita en el tema de la paz y, sobre todo, en el foco de cómo va a ser la reparación a nosotros las víctimas”.

El encuentro cerró con el acuerdo de convocar a más universidades en una próxima reunión para la construcción de la agenda. El Comité de Impulso reconoció además el papel de la Universidad de Antioquia, anfitriona del encuentro, como una aliada histórica en este y en otros procesos de memoria y reconciliación. “Yo dije cuando entregué la herramienta de qué es una víctima urbana, que la Universidad de Antioquia y su Unidad Especial de Paz es como nuestra mamá de las víctimas”, enfatizó Amparo.

Las intervenciones de las universidades y del Comité de Impulso coincidieron en que la construcción de paz urbana debe ser un proceso que convoque a todos los sectores sociales y supere divisiones políticas, con un énfasis central en la reparación de las víctimas. Desde allí surgió la idea de que este primer ejercicio abra un canal de articulación entre academia y sociedad civil, uno que promueva compromisos de política pública acompañados por la participación activa de las universidades y las comunidades, como garantía de que la paz urbana se traduzca en transformaciones reales en los barrios y en la vida cotidiana de quienes han sufrido la violencia.