“Uno también puede entrenar la empatía”: así se vivieron los Juegos predeportivos para la re-creación de la paz
En una cancha, en un aula o en un parque, jugar puede ser un acto de paz. En la Universidad de Antioquia, un grupo de docentes, líderes comunitarios y promotores sociales se reunió para entrenar la empatía y desescalar los conflictos desde las aulas.

Los juegos tuvieron lugar en el Campus Robledo de la UdeA. | Foto: Valentina Arango Correa.
Redacción Isegoría
Docentes, estudiantes y promotores sociales deportivos se encontraron en la Ciudadela Robledo de la Universidad de Antioquia para jugar. Pero no era un juego cualquiera. Eran los Juegos predeportivos para la re-creación de la paz, una propuesta formativa liderada por la Unidad Especial de Paz y el Instituto de Educación Física que apostó por el cuerpo, la emoción y la risa como vías para construir convivencia, reflexionar sobre los conflictos y aprender a resolverlos.
Jorge Alberto Ramírez Rodríguez, profesor del Nodo de Paz de Robledo y coordinador del curso, lo explica así: “El saber de nosotros es a partir del ocio, del juego, de la recreación, pues propusimos que podíamos jugar y proponer a partir de los diferentes juegos en torno a la paz”. A este espacio llegaron más de 30 participantes con un mismo objetivo: “Que puedan recoger insumos para ellos poder trasladar estos aprendizajes a sus entornos inmediatos”.
La metodología estuvo basada en cuatro momentos: conozco, creo, recreo y multiplico. Con esta, los participantes aprendieron técnicas y estrategias para promover la cultura de paz desde sus territorios. Mariana Castañeda, profesora de educación física, fue una de ellas y habló de cómo este curso la hizo reflexionar sobre sus propios comportamientos: “Ha sido muy bacano enfrentarme a mí misma, enfrentar mis monstruitos. El orgullo, la intolerancia que puedo llegar a tener en ciertos momentos. Entonces, al vivenciarlo, puedo transmitirlo y puedo llevarlo mejor al aula”. Para ella, el mensaje más potente fue que “la empatía, ser buena persona, se puede entrenar, se puede practicar y se puede lograr”.
De la misma manera, la profesora Patricia Álvarez Zapata, voluntaria del Nodo de Paz de esta sede, habló desde la pedagogía del cuerpo. Para ella, el aula es “un lugar de privilegio donde mi palabra abrazadora, mi mirada acompañante hace que yo pueda sentir que puedo tocar el alma de mis estudiantes”. Desde su experiencia, destacó cómo el juego permite leer emocionalmente al otro, más allá del discurso: “Muchas veces sus conductas, su comportamiento, la manera como juega es el escenario privilegiado como yo me doy cuenta orgánicamente lo que trae un sujeto. Qué tan ególatra, qué tan competitivo, pero también qué tan agresivo o tan mediador”.
Adolfo León Restrepo, un maestro de taekwondo de 66 años, fue otro de los asistentes. “Trabajo también con niños, me llamó la atención la recreación para la paz, porque es recrear, volver a inventar, volver a hacer, volver a incentivar la paz y los incentivos de convivencia”, comentó. Para él, el curso fue una forma concreta de aprender a mediar conflictos: “Ya he aprendido a trabajar a través de la lúdica de los juegos, la paz y la solución de conflictos”. Con el juego, Restrepo vio más que una técnica pedagógica, encontró una forma de vivir distinto, que lo cuestionó sobre sus propias formas de enseñanza: “Uno empieza a trabajar, a jugar y a jugar, y no le importa el resultado, sino el entretenimiento y la convivencia y la correlación con los demás compañeros”.
Este curso, pensado como una experiencia presencial para adultos con incidencia en sus comunidades, demostró que los juegos no son solo para niños. “La misma esencia del hombre… por esencia es juguetón, y desafortunadamente en la medida en que vamos creciendo vamos perdiendo esa esencia de jugar”, explicó el profesor Ramírez. “Lo principal es que estos líderes puedan provocar en esos entornos… cómo estas actividades se pueden proyectar en sus entornos, cómo adaptarlos”. La experiencia cerró con una consigna, una sobre la necesidad de jugar para encontrarse, para reparar, para hacer comunidad. Como lo dijo la profesora Patricia Álvarez: “Jugar a la paz es volver a que esos discursos tengan piel”.
Sobre los juegos predeportivos
Juegos predeportivos para la re–creación de la Paz fue un curso de Educación a lo largo de la vida ofrecido por la Universidad de Antioquia, a través del Instituto Universitario de Educación Física y la Unidad Especial de Paz, como parte de su portafolio de formación continua. Su propósito fue utilizar el juego como una herramienta para fomentar la cultura de paz, fortalecer la convivencia y promover formas pacíficas de resolver conflictos en las comunidades.
El curso estuvo dirigido a docentes, promotores sociales, líderes comunitarios y estudiantes, especialmente aquellos con vínculos territoriales y comunitarios que les permitieran replicar los aprendizajes en sus entornos más cercanos. Asistieron personas de distintas edades, trayectorias y niveles de experiencia, desde maestros con décadas en el deporte hasta profesores jóvenes interesados en nuevas herramientas pedagógicas.
La formación se realizó de manera presencial en Medellín, en la sede de la Ciudadela Robledo de la Universidad de Antioquia, con una intensidad de 12 horas. Fue una propuesta que partió del reconocimiento de que vivimos en una sociedad marcada por la polarización, la agresividad y la ruptura de vínculos sociales. En este contexto, el juego aparece como un dispositivo transformador: fomenta el trabajo en equipo, la empatía, el respeto por las reglas y la canalización saludable de emociones.