El Proceso de Paz con el ELN: ¿suficiente voz para las víctimas?

Nov 1, 2023 | Artículos Periodísticos

Representantes y organizaciones de víctimas aseguran que su participación en el proceso de paz entre el Gobierno y el ELN ha sido reducida. Si bien esto promete cambiar gracias a su intervención, todavía no parece haber medidas efectivas para que las víctimas estén en el centro de la negociación.

Créditos: Unidad para las Víctimas.

Sara Isabel Ceballos Monsalve – Sergio Ramírez Zuluaga

Equipo de Comunicaciones de Isegoría

El acuerdo de México, firmado por las partes en marzo de 2023, fija la agenda del proceso de negociación entre el ELN y el Gobierno. Allí, el punto de víctimas quedó ubicado en el cuarto lugar. El objetivo, según ese acuerdo, será “el reconocimiento de todas las víctimas”, además de “asumir responsabilidades a la luz del Derecho Internacional”. Sin embargo, a un año del inicio de los diálogos, la mesa no tiene representación de las víctimas del conflicto armado.

De acuerdo con Mauricio Iguarán, delegado del ELN en la negociación, la explicación está en una definición mucho más amplia de víctima: “Hay que verla no solo como víctima del conflicto social, sino también víctima del desarrollo del modelo económico, las víctimas de la exclusión”.

Ese planteamiento quizá también sea útil para explicar que de los 81 delegados en el Comité Nacional de Participación (que tiene por tarea diseñar cómo será la participación de la sociedad en este proceso), solo dos sean representantes de las víctimas: uno de la Mesa Nacional de Víctimas y otro del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado.

Olguín Mayorga, del Norte de Santander y presidente de la Asociación Nacional de Víctimas, dice que, si bien se ha planteado que las víctimas están en el centro de la negociación, no hay acciones efectivas que lo demuestren:

“En el anterior proceso con las FARC las víctimas del conflicto dentro de los documentos aparecen como el centro de los acuerdos. En este caso aparecen de la misma forma, pero lo que nosotros vemos es que eso no se traduce a la realidad. Es muy poca la participación que tenemos dentro de este proceso. Desde el principio se empieza a ver lo relegadas que quedamos las víctimas del conflicto armado”.

Por su parte, Dayana Urzola Domicó, de la Delegación del Gobierno, explica que inicialmente, pensando en que las víctimas merecían todo un punto que se enfocara solamente en ellas, se decidió no tocar ese tema todavía, al punto de que “ni siquiera se había pensado en abordarlo en el CNP”, señaló.

No obstante, varias organizaciones de víctimas criticaron esta decisión y consiguieron que se reversara. Actualmente está pendiente la realización de un encuentro nacional en la que se escuche a alrededor de 150 representantes de distintas organizaciones de víctimas sobre cómo será la participación de las víctimas en el proceso de paz.

Ahora bien, lo dicho por la delegada del Gobierno implica que de no haber sido ser por la presión de las víctimas, no las habrían involucrado como un actor relevante en el diseño de la participación de la sociedad. En otras palabras, también podrían haber estado ausentes como colectivo en el resto del proceso de participación, y en consecuencia, en el diagnóstico de los problemas que alimentan el conflicto armado y en el planteamiento de las transformaciones que se requieren para llevarlo a su fin.

La importancia de las víctimas

En el Acuerdo de México se afirma que el fin del conflicto armado en Colombia solo se puede alcanzar dándole solución a las condiciones económicas, políticas y sociales que lo originan. Esta interpretación de la realidad colombiana y de las raíces del conflicto también es la que justifica el concepto de víctimas que es propuesto por el ELN: víctimas del conflicto social pero también, o quizá principalmente, del sistema.

Sin embargo, esta visión de las víctimas todavía sigue en discusión, en especial dentro del CNP, como lo explica Martha Ceballos, delegada del CNP por el sector de víctimas y en representación del Movice en el Comité: “dicen que las víctimas somos una consecuencia de la guerra, del sistema económico, del tema estructural de tierras, de desigualdad y no una causa, evidentemente es así. Pero somos también una realidad”.

La principal razón detrás de la reticencia de Ceballos frente a esta visión es su capacidad de invisibilizar las responsabilidades específicas de ciertos actores: “una cosa es que todos somos víctimas del sistema capitalista, otra cosa es que a ti te hayan asesinado a tu hermano la guerrilla o en un falso positivo”.

Esto también es visto con preocupación por Max Yuri Gil, profesor del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia e integrante de Isegoría. Para él esto no solo hiere al proceso, sino que también plantea un escenario muy simplista. Pone como ejemplo lo sucedido en el proceso con las Farc:

“La gente de las FARC decía que para ellos fue muy transformador escuchar a las víctimas. Los pone de frente ante las consecuencias de lo que han hecho. Eso es muy importante para la legitimación del proceso y para que pueda sostenerse en el tiempo”, explica.

Además, agrega Gil, difumina la responsabilidad que tiene el ELN: “La Comisión de la Verdad determinó un universo de víctimas de 10 millones y se identificaron algunas de esas responsabilidades. El ELN tiene responsabilidades también en crímenes de guerra y lesa humanidad y, por lo tanto, pensar que simplemente con resolver los problemas estructurales se atiende a las víctimas es una mirada muy corta de lo que pasa. Está claro que sin contar con los derechos de las víctimas no es posible hacer un proceso de paz que sea legítimo y que cuente con cierto nivel de respaldo, internacional y nacional”.

Finalmente, hay otra cuestión, y es la de la reparación. En este sentido, Carmen García, presidenta de la Asociación de Madres del Catatumbo, dijo que “las víctimas no pueden esperar más porque día a día siguen siendo victimizadas, desplazadas, amenazadas. Si el país espera más años, hasta que al ELN se le dé por firmar este proceso de paz, nunca se va a reparar porque día tras día siguen siendo victimizadas”.

Por la misma vía opina Mayorga: “No se puede hablar de justicia para las víctimas cuando la guerra continúa. La guerrilla del ELN sigue alzada en armas en los territorios, dispuesta a repeler, lo que no solo pone en riesgo a la población civil, sino también a los lideres sociales que estén dispuestos a alzar la voz”.

Sin embargo, de acuerdo con el delegado Iguarán, la mesa está trabajando desde ya en crear las condiciones para la reparación, esto por medio de los acuerdos parciales que se implementan tan pronto como se acuerdan. “Antes de llegar al cuarto punto se necesita ir creando unas políticas para implementar la reparación económica, social, ecológica, toda la reparación integral a las víctimas”, dice.

La delegada Domicó afirma que este es un tema que todavía está en construcción, pues precisamente es por medio de la participación de la sociedad en el proceso de paz que se determinarán cuáles son los pasos. Allí el CNP es clave: “Eso lo debe de decir en su momento la misma sociedad civil, no nosotros como delegados ni tampoco como mesa”.

Sin embargo, con esto también se debe considerar la cuestión del tiempo. Max Yuri Gil advierte la importancia de que el tema se aborde con prontitud. “Ya es necesario que en la discusión se comience a incorporar el tema de víctimas y cómo se van a abordar los temas de justicia, verdad y reparación integral”, afirma.

Y lo dice teniendo en cuenta, de nuevo, el antecedente de la negociación con las Farc: “Los demás puntos con las FARC, por ejemplo, se demoraron cuatro o seis meses, pero con el de víctimas se demoraron 18. Fue especialmente complejo y difícil lograr el acuerdo. Hasta el final hubo tensiones, entonces creo que desde ya debería tratarse de poner en la discusión”.

Carmen García hace un llamado al respecto: “No se puede hablar de justicia en los territorios, sobre todo con las mujeres y los niños, hasta que no se deje de victimizar y hasta que no haya una dejación de armas. No pueden hablar de justicia para las víctimas empuñando un arma”.