¿Qué implica la llegada de Vera Grabe a los diálogos con el ELN?
La cofundadora y dirigente del M-19 será la nueva jefa de la Delegación del Gobierno en los diálogos con el ELN, en reemplazo de Otty Patiño.
Foto: Vera Grabe, cofundadora y dirigente del M-19, además de primera congresista de ese grupo insurgente. Créditos: Presidencia de la República.
Caterine Jaramillo González – Sergio Ramírez Zuluaga
Equipo de Periodismo de Isegoría
Vera Grabe, antropóloga, cofundadora y dirigente del M-19, fue anunciada como nueva jefa de la delegación del Gobierno en los diálogos con el ELN, en reemplazo de Otty Patiño, quien asumió el cargo de Alto Comisionado de Paz el pasado 6 de diciembre.
La decisión se dio a conocer en la tarde del 11 de diciembre, siete días después del inicio del quinto ciclo de diálogos en México. Sin una agenda pública, Grabe llega en un momento donde el foco mediático gira en torno al tema del secuestro y la confrontación pública entre Antonio García y Otty Patiño.
Comunicado de prensa 🚨 | Vera Grabe es designada como Jefa del Gobierno nacional en la Mesa de Diálogos con el Ejército de Liberación nacional - ELN. pic.twitter.com/6JmOX5pquK
— Alto Comisionado Paz (@ComisionadoPaz) December 11, 2023
El nombramiento de Vera Grabe ha sido interpretado por analistas como un acierto. Una de las principales razones es su cercanía al Gobierno y que además oxigena los diálogos en un momento de crisis.
Laura Bonilla, politóloga y subdirectora de la Fundación Paz y Reconciliación, indica que se necesitaba “mejorar la articulación en el proceso. Y es que el Estado y el Gobierno tiene que ir como uno en las mesas. Se necesita mucha más unidad, comunicaciones estratégicas y buena articulación entre las delegaciones, la jefatura de la delegación y la oficina del Alto Comisionado de Paz”.
Bonilla resalta, además, la experiencia de Vera Grabe en las negociaciones que se mantuvieron en los gobiernos de Belisario Betancourt y Virgilio Barco a lo largo de la década de 1980, de las que la nueva jefe negociadora participó.
“El M-19 fue un grupo que no volvió a delinquir, con muy pocos rezagos, casi inexistentes. Además, estuvo en esa misma mesa de Patiño y también conoce un poco el lenguaje y el otro lado de las negociaciones”, señala Bonilla.
Grabe ha estado en el sector social, como consultora y académica, cercana a la defensa de los procesos de paz. Augusto Osorno, uno de sus compañeros en el M-19 y exdiputado de Antioquia, afirma que es una antropóloga que viene de unas raíces sociales y conoce el problema de la tierra en Colombia. Agregó que más allá de su experiencia como militante, es una de las pocas mujeres desmovilizadas que han conseguido mantener una presencia pública sostenida después de las negociaciones de paz.
Además, será la primera mujer en ser jefa de una delegación del Gobierno en negociaciones de paz. “En un universo tan machista como son las guerrillas y los procesos de paz y posteriormente, la reincorporación a la vida civil, no puedes sobrevivir si no tienes un carácter”, agrega Laura Bonilla.
Osorno considera que precisamente ser mujer es una ventaja para afrontar este nuevo cargo ya que se ha fogueado en la guerra. “Además, desde el observatorio de paz que creo con Otty Patiño, tiene una experiencia y sabe las razones subjetivas y objetivas de la violencia en Colombia y sobre todo de la historia del ELN, con los cuales compartimos en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar”.
Por su parte, Bonilla considera que la nueva jefe negociadora llega a ponerse al frente de un proceso de negociación donde ha faltado poner reglas de juego más claras. “Lo que se está haciendo ahora es poner agendas de máximos y mínimos y la primera bandera roja que pone el gobierno claramente es que el secuestro no se tolera, es algo supremamente sensible para la sociedad colombiana”, dice.
Otro punto pendiente es la discusión sobre la participación ciudadana, proceso que en este momento se encuentra en pausa. Augusto Osorno afirma que en ese mismo sentido, y para que la participación de la sociedad cobre sentido, Grabe debe llegar a “demostrarles a los compañeros del ELN que la guerra ya no tiene razón de ser, que la violencia como instrumento de lucha política está mandada a recoger”.