Un cambio en la reincorporación, a ocho años del Acuerdo Final

Nov 28, 2024 | Artículos Periodísticos

El PRI, lanzado recientemente tras años de atraso, busca construir un modelo de reincorporación integral, pero su éxito dependerá de dirigir acciones que resuelvan problemas históricos como el acceso a tierras y superar la estigmatización tanto en comunidades urbanas como rurales.

Foto: Representantes de la ARN y la ANT, junto con firmantes de paz, discutieron algunos puntos claves del PRI, durante el primer momento de la celebración.

Sergio Ramírez

Equipo de periodismo de Isegoría

¿Cómo se ve la reincorporación de los firmantes de paz a ocho años del Acuerdo Final? Este martes la Unidad Especial de Paz y la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Antioquia recogieron algunas conclusiones en un panel y una serie de mesas temáticas centradas en las deudas que se tenían con este punto crítico del Acuerdo, y la presentación de uno de los pasos para su implementación, el Programa de Reincorporación Integral (PRI)

 De acuerdo con la Agencia para la Reincorporación y Normalización (ARN) el PRI plantea “generar y fortalecer capacidades en sujetos y colectivos en reincorporación, sus grupos familiares y comunidades, así como las condiciones para el acceso y el goce efectivo de sus derechos con el objetivo de que los exintegrantes de las Farc-EP se reincorporen a la sociedad”, un programa que se había planteado desde el 2017, pero que apenas se reglamentó en el 2024.

 Participaron representantes de la ARN y de la Agencia Nacional de Tierras (ANT), firmantes de paz y miembros de la delegación de COMUNES en el Consejo Nacional de Reincorporación, quienes diagnosticaron el estado de la reincorporación y la implementación inicial del PRI.

 Por su parte, las mesas temáticas fueron coordinadas por profesores que adelantan diplomados y proyectos de investigación con o en colaboración con la Universidad de Antioquia en temas relacionados con las acciones del PRI, como la participación ciudadana, comunitaria y política, y la reincorporación económica de los firmantes.

 Ambos espacios buscaban profundizar en la comprensión de aspectos importantes y desafíos del PRI, un programa que, tras iniciarse, genera dudas sobre su futuro y que ya es claro: marcará una diferencia con la forma como se venía implementando la reincorporación de los firmantes.

Un paso clave tras años de espera

 De acuerdo con Nelly Osorno Ospina, Coordinadora del grupo territorial Antioquia-Chocó de la  ARN, el plan dentro del programa se compone de 211 acciones “seleccionadas de forma autónoma por los propios firmantes, según sus necesidades e intereses, y su realización ya está atada a la institucionalidad la cual debe garantizarla”.

En esta frase se resumen varias conclusiones de la jornada, pues, dos de los cambios más significativos que plantea el PRI son , en primer lugar, que integra de una manera más vinculante a diferentes instituciones del Estado en la implementación de la reintegración.

Esto es relevante teniendo en cuenta que algunos ejes transversales de la reintegración son tan amplios que involucran uno de los problemas más longevos de Colombia: el acceso a tierras.

 “El acceso a tierras se entiende que es transversal porque la tierra es el garante para que todos estos ejes fundamentales en la reincorporación se pueden aplicar”, particularmente la posibilidad de emprender proyectos productivos y el acceso a vivienda, como reiteraron a lo largo de la jornada miembros de la delegación de COMUNES en el Consejo Nacional de Reincorporación.

Precisamente por la necesaria colaboración institucional también estuvo presente David Álvarez Ortiz, contratista de diálogo social en la dirección general de la Agencia Nacional del Territorio, quien reconoció que el trabajo entre ambas agencias era incipiente.

Ahora, por el carácter vinculante de este programa, se prevé que se avance de una más regular en lo que es considerado por la misma ANT como “el primer paso en la reincorporación integral”.

 Sin embargo, hizo una claridad: el objetivo de la ANT seguirá siendo la implementación del Acuerdo Final, y eso involucra a toda la población campesina en su conjunto, y no solo a la población firmante: “nosotros no vamos a parar, aunque sigamos avanzando de la mano de los firmantes. Lo que se busca es solucionar justamente el problema nunca solucionado de la tierra, que es la principal causa del conflicto”.

 Esto apunta a uno de los desafíos que enfrentará el programa a futuro, pues, al igual que la implementación del Acuerdo, se deberán resolver asuntos de fondo que requerirán el compromiso integral del Estado a largo plazo para solucionarlos, largo plazo que no podría estar garantizado en perspectivas de un posible cambio de gobierno, o incluso cambios menores en las prioridades de las entidades involucrados en el programa.

Pero, aunque resultará desafiante garantizar la continuidad integral del Estado en el programa, existe un aliciente que fue destacado representantes de los firmantes en el panel: el involucramiento de estos en la selección de las estrategias y acciones que pretende adelantar el programa, y el tomar en cuenta otros ejes o dimensiones necesarias para la reincorporación.

Estas acciones pertenecen a cuatro facetas del proceso de reincorporación: la económica (proyectos productivos, empleabilidad, asociatividad), la política (participación política y ciudadana), la social (salud, hábitat, bienestar) y la comunitaria, por lo que este programa recibe el apellido de integral.

 El tomar en cuenta más dimensiones en el proceso de reincorporación, según firmantes como Dani Luz González, también invitada al panel, es una de las diferencias de este programa con el proceso que se había adelantado hasta la fecha. Entre estas nuevas dimensiones, la firmante destacó la integración comunitaria.

 De acuerdo con el ARN, en el proceso de reincorporación también se involucrarían poblaciones donde habitan o participan personas en procesos de reincorporación junto con sus familias – teniendo en cuenta el aumento de la cantidad de firmantes que se han desplazado de los espacios originalmente pensados para albergarlos- con los cuales se adelantarían procesos comunitarios y de diálogo, además de estrategias de prevención y superación de estigmas,

 Todo esto para establecer o reestablecer relacionas con las comunidades que vivieron el conflicto o fueron víctimas de las acciones de las FARC. Esto por sí mismo, de acuerdo con Gonzáles, crea nuevas posibilidades que anteriormente no se habían contemplado.

 “El construir junto a ellos nos permite crear confianza con la comunidad”, explicó la firmante, “cuando yo llego a la comunidad aportar y a mirar las necesidades de la comunidad, me ven de otra forma no es solo como aquel que estuvo tanto tiempo en las filas, sino que ven otra persona, a otro aliado que también está comprometido con la comunidad”.

 Gracias a esto, explicó Dani Luz Gonzáles, también se le abre la posibilidad de lograr una mayor divulgación del Acuerdo y lo que verdaderamente pretendía, no solo beneficiar a los miembros de las extintas FARC, sino también a la sociedad en general. “Si hubiéramos partido de esa base, yo creería que el Acuerdo hubiera funcionado de una manera diferente”, señaló la firmante.

Desafíos críticos: Tierra, estigmatización y participación política

 Pero en el evento también se identificaron problemas específicos que ha venido enfrentando el proceso de reincorporación, y que terminarán por representar desafíos que no se solucionarán rápidamente. Nominalmente, la participación política y ciudadana, y la reincorporación económica de los firmantes.

El objetivo de las mesas temáticas fue  discutir con los firmantes de paz las dimensiones políticas y económicas del Programa de Reincorporación Integral, en especial en relación con lo que han supuesto los primeros ocho años, y sus perspectivas frente a lo que supondría el programa, como lo expuso Manuel Hurtado, profesor de la Unidad Especial de Paz de la Universidad de Antioquia, y uno de los docentes que estuvieron al frente del convenio entre la Universidad y la Agencia para la Reincorporación y Normalización.

 En cuanto a la dimensión política, como concluyeron los participantes de la mesa sobre participación política, a cargo de Alejandra Henao, profesora del diplomado en Sistema Electoral Colombiano, todavía hay deudas importantes en el segundo punto del Acuerdo, una dimensión en la que hasta el momento no se había dado una apuesta institucional.

 Solo con respecto a los firmantes, desde la misma ARN se reconoce que, incluso con el cambio que implicaría el PRI, la participación política permanecería rezagada en comparación con otros aspectos del programa, y una de las causas de esto continúa siendo la estigmatización, algo particularmente preponderante en las áreas urbanas:

 “Hay una incorporación individual, muy callada y poco visible, con temor de decir que son firmantes por la estigmatización y los imaginarios. Por eso la reincorporación política viene de la mano de la reincorporación comunitaria. Si yo no logro cambiar los imaginarios, será muy difícil que participen políticamente”, explicó en detalle Nelly Osorno, coordinadora de la Agencia para la Reincorporación y Normalización.

 Si bien esto es diferente en la ruralidad, en general se comparte el temor a la estigmatización.

 “Una bandera enorme era el tema de género. Uno de los compromisos es promover la participación de las mujeres en la política, y general, es un aspecto el que estamos muy mal”, es una conclusión general compartida y que también podría aplicarse a otras poblaciones que también han sido históricamente excluidas.

 Por otra parte, también se profundizó en la situación actual de la reincorporación económica de los firmantes, un asunto transversal, pero a su vez atravesado por una de las problemáticas más persistentes en la historia de Colombia: el acceso a tierras.

 “Hay un reclamo unificado por parte de firmantes y es el acceso a tierras para las más de 12000 familias que le apostaron en la paz”, explicó Manuel Hurtado, quien lideró la mesa alrededor de esta dimensión económica: “este es el punto neurálgico de la reincorporación, que parte de la reincorporación económica, pero no deja de ser también importante en la reincorporación comunitaria y atraviesa la reincorporación política”.

 La tierra sería un punto esencial en lo que respecta a las problemáticas que enfrenta la reincorporación económica, pero no sería el único.

Ya desde el primer momento de la jornada, Dani Luz Gonzáles y desde la delegación de COMUNES en el Consejo Nacional de Reincorporación se señalaba uno de los problemas más persistentes en el desarrollo de sus proyectos productivos que fueron repetidamente nombrados en esta mesa de discusión sobre la reincorporación económica, y los cambios de paradigmas que aún enfrentan: pertenecer a estructuras jerárquicas en las que existían reglas y se esperaban que siguieran ordenes, a una sociedad más individualista en la que se espera de ellos una mayor autonomía

 Y sumado a todo esto: “los gobiernos son pasajeros, cada cuatro años habrá otro, se nombrarán a otros funcionarios, y los adelantos que ellos llevan, por mucha voluntad que tengan los gobiernos, se van a quedar allí, y terminamos con promesas incumplidas”, concluyó uno de los firmantes al final de las actividades de la mesa.