Una crisis anunciada: Tensiones en la Mesa ante el anuncio del inicio de Diálogos Regionales con el ELN en Nariño
Las declaraciones del gobernador Luis Alfonso Escobar anunciando el inicio de diálogos regionales con el ELN en Nariño, puso a la mesa de diálogos nacional en jaque. Mientras algunos ven este paso como un avance hacia la Paz Total, otros lo consideran arriesgado, pues podría desestabilizar el proceso de negociación y revelar tensiones internas dentro del grupo guerrillero.
Foto: Frente de guerra Comuneros del Sur del ELN.
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Caterine Jaramillo Gonzáles
Equipo de periodismo de Isegoría
La crisis empezó por las declaraciones del gobernador, Luis Alfonso Escobar, quien en medio de un evento donde se estaba construyendo el Plan de Desarrollo, dio a conocer que los diálogos regionales con el ELN darían inicio en la primera semana de marzo, en el marco de la Paz Total.
Además, el gobernador agregó que esta iniciativa contó con el apoyo de Planeación Nacional y el Alto Comisionado de Paz. Pero esta no es la primera vez que el mandatario habla de este proyecto, de hecho, en su programa de gobierno, uno de los ejes de su campaña fue “Paz Total con Inclusión Social”.
Desde inicios de diciembre del 2023, Escobar empezó a hacer acercamientos con Gustavo Petro, con el fin de buscar un apoyo para su proyecto de transformación territorial para la vida y la paz de Nariño, ya que desde la Ley de Paz Total el único facultado para iniciar diálogos con los diferentes grupos es el Presidente, o en su defecto, a quien él designe para tal tarea.
“Los Diálogos Regionales de Paz son un mecanismo legítimo de la Ley de Paz Total”, recuerda Jorge Mantilla, investigador en temas de conflicto, en una publicación hecha en su cuenta de X, donde además anexa el artículo 88 de la ley 2272 de 2022 que sustenta su afirmación.
A mediados de enero, finalmente, la idea del gobernador de Nariño de la territorialización de la paz en su departamento empezó a tomar forma.
¡La #PazTotal en #Nariño se construye transformando el territorio junto a las comunidades!
— Luis Alfonso Escobar (@LuisAlfonsoEsc) January 12, 2024
Con apoyo del Gobierno de @petrogustavo a través de @ComisionadoPaz y @RenovacionCo, le apostamos a un ejercicio de construcción participativa de paz con todos los agentes del territorio. pic.twitter.com/43sCe1slLR
Formalmente, el 24 de enero, en medio de la gira del Gobierno por el Pacífico colombiano, se dio la firma oficial del memorando de entendimiento entre el Departamento Nacional de Planeación y la Gobernación de Nariño. Esto, en otras palabras, quiere decir que se hacía oficial la articulación de los tres niveles de gobierno en pro del proyecto de Paz Regional.
Un día antes, el 23 de enero, inició formalmente el sexto ciclo de diálogos en La Habana. Seis días después, justamente cuando se esperaba el anuncio de la prórroga al cese, el frente del ELN Comuneros del Sur envió un comunicado al Gobernador de Nariño expresando la intención de participar en las mesas de diálogo regionales.
Hasta ese momento ni el Comando Central (COCE), ni la delegación del ELN hicieron pronunciamientos públicos sobre la situación, pero es en este punto donde parte del comunicado del ELN, publicado el 20 de febrero, comienza a tener sentido.
En el documento publicado en la cuenta de la delegación del ELN en X se leía: “Esta situación, que se veía venir, fue expuesta formalmente en la Mesa por nuestra Delegación, que de seguir su curso haría entrar en crisis el proceso de diálogo al violar los acuerdos pactados”.
Finalmente, esto sugiere que, como lo dice un líder de Nariño, quien pidió reserva de identidad por seguridad, “esto no es de ahorita y no coge por sorpresa ni al Comando Central, ni a la mesa. Yo creo que el resultado de todo esto coge por sorpresa únicamente a las comunidades”.
Según el líder, muchos habitantes de las zonas afectadas por el conflicto consideraban hasta antes del comunicado del ELN el día 20 de febrero, que las mesas regionales estaban avaladas por la Mesa Nacional. Sin embargo, la lectura del anuncio del inicio de los diálogos en Nariño fue tomada por el grupo guerrillero como un incumplimiento por parte del gobierno en el punto 7 del nuevo protocolo de acciones específicas para el Cese al Fuego Bilateral, Temporal y Nacional, el cual dice que el gobierno no puede: “… desarrollar operaciones de desmovilización individuales y/o colectivas y de desarticulación de ninguna forma a estructuras del ELN”.
“Esto en la práctica lo que hace es cruzar dos líneas rojas que había trazado el ELN. La primera es la narrativa de la unidad y en este momento el Gobierno lo que hace es que rompe eso porque acepta negociar con un mando regional. El otro punto es que rompen la bilateralidad, es decir, que todas las decisiones en la mesa tienen que ser acordadas y comunicadas por ambas partes, y en este caso también el Gobierno se salta ese límite y actúa de manera unilateral”, explica Luis Fernando Trejos, profesor e investigador en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte.
Este no ha sido el único incidente reciente en el que se ha puesto en duda la unidad de mando del ELN. Luego de terminado el sexto ciclo, el ocho de febrero, el Frente de Guerra Occidental Omar Gómez declaró un paro armado en el Chocó, justo tres días después de que se diera a conocer la prórroga al Cese del Fuego Bilateral, Nacional y Temporal.
La opinión pública puso en tela de juicio la cohesión al interior del ELN, a lo que el Comando Central respondió con un comunicado aclarando que tanto el Frente de Guerra Oriental y Occidental estaban participando de manera activa en el proceso, con miembros en la delegación, e insinuaron una colaboración activa entre fuerzas militares y paramilitares.
Por otro lado, la narrativa del Gobierno es apoyar iniciativas de paz, aunque en este caso específico pueda ser una apuesta arriesgada. Para Jorge Mantilla: “lo que le interesa al Gobierno es lograr llevar a cabo su política de Paz Total o, en otras palabras, el objetivo es arrebatarle hombres al conflicto, independientemente del grupo al que pertenezcan”.
Trejos concuerda y agrega que, para el Gobierno, en la práctica, este frente se convertiría en una posibilidad de mostrar un resultado de la Paz Total antes de que se termine el 2026. “Porque la política sigue avanzando, pero hay una fatiga en la sociedad civil. La gente no ve resultados. Estamos de escándalo en escándalo y eso está haciendo que pierda legitimidad la negociación”.
Según el Líder de Nariño, el sentir de las comunidades es de incertidumbre, descontento y desilusión: “porque más allá de los aparentes juegos de tronos que se están viviendo aquí, lo que se preguntan es cuando va a venir el tema de la Paz Total en Nariño”.
Algo en lo que también concuerdan los expertos es que esta situación no significa el fin de los diálogos, pero como consecuencia, los ritmos de la negociación serán más lentos. Ahora, cuando se reactiven las negociaciones, las discusiones girarán en torno a ajustar estos detalles.
“El ELN llamó a consultas a sus delegados y llegarán al séptimo ciclo a resolver este problema. Entonces, los temas que se iban a hablar se postergarán, y será un nuevo ciclo que se va a ir en solucionar cuestiones técnicas, pero nada de avances en cuanto a la agenda sustancial”, comenta Trejos.