¿Por qué Venezuela es un país clave para la paz de Colombia?
El reciente encuentro entre Gustavo Petro y Nicolás Maduro en Caracas, aunque no abordó directamente la crisis política en Venezuela ni la controversia en torno a la inhabilitación de María Corina Machado, arroja luces sobre la importancia de ese país para la paz en Colombia.
Créditos: Presidencia de la Republica de Colombia
Caterine Jaramillo Gonzáles
Equipo de periodismo de Isegoría
El nueve de abril, Gustavo Petro visitó a su homólogo venezolano, Nicolas Maduro, en el palacio de Miraflores. Esta reunión se dio una semana después de que el presidente de Colombia calificara como “un golpe a la democracia” la inhabilitación de María Corina Machado para participar en las elecciones del 18 de julio.
Aunque este tema no fue abordado de manera directa en la declaración conjunta al final de la reunión, otros puntos, como la paz, sí fueron expuestos como prioridades en las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Al respecto, el presidente Gustavo Petro aseguró que “la paz política en Venezuela puede ser también la paz armada en Colombia”. Maduro, por su parte, reconoció la importancia de este tema para el actual gobierno colombiano y ratificó el compromiso y disposición de Venezuela “para ayudar, más allá de lo que se pueda, más allá del más allá, a construir la paz de Colombia”.
Venezuela tiene incidencia en el desarrollo del proyecto de paz total en Colombia como país garante, papel que no solo asume en el actual proceso de negociación con el ELN, sino también con el Estado Mayor Central, disidencia de las FARC.
Pero esta no es la primera vez que el país vecino participa en procesos de paz colombianos. En 1991 Caracas fue la sede del inicio de diálogos entre el gobierno de César Gaviria y la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar que para entonces agrupaba a las FARC, el ELN y disidencias del EPL. Sin embargo, en esa negociación no se lograron mayores avances.
Luego, en los diálogos entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las guerrillas de las FARC y el ELN, Venezuela fue país facilitador. Socorro Ramírez, doctora en Ciencias Políticas quien a lo largo de su carrera como docente e investigadora se dedicó a estudiar las relaciones colombo- venezolanas, comentó que, en ese entonces cuando ella misma integró el equipo negociador por parte del Gobierno, el papel de Venezuela fue clave, no solamente porque movilizaba a los integrantes del ELN desde Venezuela hasta Quito o La Habana, sino también por su rol de motivador y facilitador para que los delegados de la guerrilla pudieran participar.
Actualmente, en el proceso en marcha con el ELN el país vecino debe, según lo pactado entre las partes, actuar como testigo imparcial asegurando el cumplimiento de los acuerdos y siguiendo principios de independencia, también tiene el rol de defender el derecho a la paz y la no injerencia, y en momentos de crisis, intervenir para mediar en la búsqueda de soluciones que permitan destrabar los diálogos.
Hasta el momento, de los seis ciclos que se han desarrollado, dos de ellos han tenido lugar en Caracas, ciudad donde se espera se realice el séptimo ciclo el cual se pospuso, ya que desde finales de febrero de 2024 la mesa entró en fase de congelamiento a raíz del anuncio del inicio de los diálogos regionales en Nariño.
Para tratar de dar continuidad a las negociaciones, ambas delegaciones llegaron a la capital venezolana a mediados de abril con la intención de realizar una reunión extraordinaria, espacio que está previsto concluya el 22 de este mismo mes.
Pero la conexión entre las guerrillas, Colombia y Venezuela no se limitan únicamente a los procesos de paz. Varias ONG, académicos y medios de comunicación han estudiado y registrado las dinámicas que se han generado entre las diferentes insurgencias y autoridades del vecino país, así como la presencia física de estos grupos al otro lado de la frontera.
La guerrilla colombiana en Venezuela
Según Paloma Bayona, investigadora del CINEP, la llegada de las guerrillas a los 2219 kilómetros de frontera colombo-venezolana se puede rastrear desde inicios de la década de los 70, con movimientos que en principio respondieron a una estrategia de retaguardia.
Las variaciones de las dinámicas a lo largo de esta frontera se dan debido a que este territorio no es homogéneo y, en ese sentido, Ramírez propone estudiarlo por zonas.
La primera es el Caribe, donde se conectan, por el lado colombiano, Cesar y La Guajira con el estado de Zulia en Venezuela. Luego viene la zona Andina, qué es la más densamente poblada, donde por el lado colombiano está el departamento de Norte de Santander, y por el lado venezolano, los estados de Táchira y también una parte de Zulia.
Pero, según Ramírez, la zona clave para el ELN es la llanera, donde se encuentran el departamento de Arauca y el estado de Apure. Por último, en la zona de la Orinoquia y la Amazonia, se encuentran conectados los departamentos de Vichada y Guainía del lado colombiano, con el estado Amazonas, en Venezuela.
“De alguna manera, la presencia de grupos armados irregulares depende de cada una de esas zonas ¿Cuál es su historia? ¿Cómo ha sido su poblamiento? ¿Qué tanto ha existido la institucionalidad estatal a uno y otro lado?”, plantea Ramírez.
En el caso venezolano, la llegada de Hugo Chávez al poder, en 1999, permitió que grupos como las FARC y el ELN encontraran a un aliado que adoptó una postura de mayor complacencia frente a la presencia de estas insurgencias en territorio venezolano. Mientras tanto, del lado colombiano el gobierno de Álvaro Uribe implementó una ofensiva militar contrainsurgente.
“Ese desfase generó condiciones para que los grupos irregulares trataran de aprovechar las fronteras de Colombia, no solo con Venezuela, también ocurrió en la frontera con Ecuador, Panamá o Brasil”, agregó Ramírez.
Esto, sumado a las tensiones diplomáticas con Venezuela, facilitó la relación del ELN con autoridades civiles y militares venezolanas. “Tanto en el gobierno de Chávez, como en el de Maduro, han utilizado a este tipo de grupos de las guerrillas colombianas como mecanismo de contrapeso, lo que significa mecanismo de disuasión, de intimidación y de demostrar poder a través de grupos proxy”, comentó Eduardo Pastrana, profesor titular del departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana.
Según el artículo académico Hacia un protagonismo bipolar: el ELN en Venezuela, escrito por los investigadores Andrés Aponte, Luís Fernando Trejos y Charles Larratt-Smith, luego de la muerte de Chávez y la posterior firma del acuerdo de paz con las FARC, el ELN aprovechó para llenar ese vacío de poder, y de esa manera dominar la frontera haciendo uso de diferentes estrategias: “Gobernar y ordenar estos territorios le permitía extraer amplios recursos y continuar con el traslado de una parte gruesa de su pie de fuerza, incluido sus dos comandantes más importantes, Antonio García y Pablito.”
En resumen, los autores del artículo consideran que “la expansión del ELN en Venezuela le responde a la convergencia de procesos locales de las distintas zonas fronterizas, a procesos como la desmovilización (y reactivación de disidencias) de las FARC y la simultanea crisis humanitaria en Venezuela, y procesos internacionales como el aislamiento político de Maduro en el hemisferio”.
Venezuela y el ELN: ¿cooperación militar?
La supuesta cooperación militar entre el ELN y la inteligencia venezolana salió nuevamente a flote con el informe que Noticias Caracol denominó Operación Cacería, y publicó el pasado 31 de marzo.
Esa investigación presenta al ELN como responsable del secuestro del militar disidente venezolano Ángelo Heredia, quien fue capturado en la frontera colombo-venezolana y, posteriormente, fue entregado a los organismos de inteligencia de ese país.
El informe, además, argumentó que dicha relación no es reciente, y presentó como pruebas diferentes correos electrónicos enviados durante 2017 por el comandante del ELN, alías Pablito, al comandante general de la Guardia de Honor Presidencial y Director de la Dirección General de Contrainteligencia Militar, Iván Rafael Hernández Dala.
Consultamos a la delegación del ELN para conocer su opinión frente a este informe, sin embargo, debido a que se encuentran en consultas, se abstuvieron de dar una declaración oficial. Aun así, en ocasiones anteriores miembros de esta guerrilla han negado esos vínculos, calificando este tipo de información como “narrativas hegemónicas” que, según ellos, promueven información falaz.
“Más allá de tener o no las herramientas para verificar lo que dijo Noticias Caracol, la coyuntura pone sobre la mesa una conversación que es preocupante para la seguridad colombiana. Que un gobierno extranjero se valga de grupos ilegales de nuestro territorio para hacer actos en contra de opositores en Venezuela es una amenaza para la democracia en la región”, comentó Bayona.
Por su parte, Socorro Ramírez afirma «que del lado colombiano [el ELN] desafía claramente la legitimidad del Estado, y del lado venezolano, más bien la defiende apoyando al Gobierno Bolivariano, y en ese sentido, juega papeles y tiene aspiraciones distintas a cada lado”.
Entonces, a juicio de algunos analistas ese escenario de tensión, sumado al panorama político interno de Venezuela de cara a las elecciones que se avecinan, obliga a Colombia a asumir posiciones estratégicas.
“Si el presidente Petro quiere poner a Colombia como un símbolo de paz en el sistema internacional, entonces también es importante que asuma una postura política frente a la crisis en Venezuela”, opinó Bayona.
De hecho, Venezuela invitó a Colombia a ser observador en las elecciones de julio. una responsabilidad que puede ser decisiva para lograr una internalización de la política de paz total de Petro.
Frente a esto, Ramírez enfatizó en que “como observador, Colombia tendría que empezar por pedir condiciones de acceso libre y garantías para poder compartir públicamente lo que encuentre y hacer recomendaciones. Porque en un contexto de tensiones y divisiones tan grandes, sino se hace una observación diligente, pues terminaría de alguna manera legitimando un proceso electoral muy cuestionado en Venezuela por la comunidad internacional.”
De manera que los próximos comicios del país vecino pueden influir en la dimensión de internacionalización de los procesos de paz, lo cual es vital por aspectos como el apoyo militar y la financiación en las fases de negociación e implementación de los acuerdos a los que lleguen las negociaciones.
En cuanto al papel de los países fronterizos, Pastrana, agregó que “el efecto transfronterizo del conflicto, es decir en términos de acciones y presencia militar, hace que se requiera el apoyo de vecinos que puedan facilitar la participación de los actores involucrados en la negociación, además de garantizar que haya reglas de juego claras en la negociación y después en el cumplimiento. Entonces cualquier paz en Colombia no se puede hacer sin el vecino”.